martes, 17 de septiembre de 2013

Confesiones


Hace unos pocos días recibía la notificación por parte de una muy querida e indefinible persona de mi vida que presentaría una querella formal en contra de mis musas, la persona en cuestión, ¨leíblemente¨ irritada, alegaba que habían pasado casi dos meses desde que estas tomaron el ascensor de la inspiración por última vez y me propusieran juntar algo medianamente decente, como suelen ser los escritos de alguien sin ningún estudio serio en la materia. Inicialmente me molesté un poco aunque no se lo comuniqué, porque en ese momento mis egos bailaron al ritmo de una pegajosa guaracha como supongo suele sucederle a todos aquellos que se atreven a mostrar lo que escriben y reciben elogios.

 En mi debate interior reflexionaba sobre qué actitud tomar con el reclamo que se me hacía, acaso no tenía yo el derecho de no sentirme inspirado? Acaso no tenía yo el derecho a pensar que aún estaban frescos mis escritos anteriores? Acaso las imposibilidades de la conectividad actual no golpea a los demás intentos de escritores como a mí? Pero esas me dejaban insatisfecho conmigo mismo como excusas. El mecanismo de la inspiración es complejo e imposible de prevenir cuando sucederá, me recuerdo por más de media hr con un cepillo dental dentro de la boca frente al monitor,  en otra ocasión preparé una cafetera a altas hrs de la noche, encendí un cigarro algo rancio, todo esto con la intención de crear un ambiente de ¨escritor clásico¨, esa noche no escribí una mierda, me desvelé y mi mamá me formó un escándalo por estar fumando. Indagando un poco más en cuáles son las causas de lo que supuestamente me pasa, releo todos los escritos que he hecho y tengo a mano, sorprendentemente llego a unos 30, yo que supuestamente mantengo una relación tormentosa con mis musas.

 En la gran mayoría descubro que mi inspiración proviene de emociones ligadas a mujeres, pero en este punto creo que no he inventado nada nuevo, casi todos los ¨escritores serios¨ han movido sus plumas al compás de unos labios violables, de alguna sonrisa patentable, de algún sentimiento indefinible. Será que tengo algún mecanismo masoquista de inspiración artística? He escrito para personas que nunca he visto, que no conozco, incluso que no existen y al mismo tiempo he dormido con otras que no me inspiran ni una letra y me reclaman todo el tiempo aparecer en alguna entrada de mi blog. Afortunadamente aún soy dueño de ese mi pequeño espacio de creación, y aunque por momentos le tema a perder la capacidad de soñar, de conmoverme, de ver la belleza de los pequeños detalles, aunque me reclamen por mi poca productividad, no corro el peligro en este caso de quedar disponible de mis ganas de hacerlo. Quizás deba esperar a que aparezca alguna dama caritativa que me rompa el corazón pero me devuelva las ganas de escribir…

2 comentarios:

  1. Estás mejorando , jaja indiscutiblemente, me gustó mucho, espero que llegue esa musa, pero que no te rompa el corazón, sino que te haga madurar y te haga feliz...

    ResponderEliminar
  2. pues a mi me parece q las musas te acompañan siempre solo tienes q sacarlas...

    ResponderEliminar

déjame saber eso que piensas..