Ningún
escrito que pretenda ser leído completamente debería comenzar por ¨Lo siento¨,
¨Confieso¨, ¨Reconozco¨ o ¨Intentaré¨, por muchas ganas que tengas de hacer
confesiones, por mucho que sientas o intentes reconocer algo. Aclarado esto, prosigo.
Llevo días sin escribir y ya vuelven al
parecer de su descanso programado las musas, esas musas mías que son cualquier
cosa menos ejemplo de sosiego y
tranquilidad, aunque una vez hecho su trabajo, producen justo esas sensaciones,
son como un buen amor, siempre dejan una sonrisa disponible. Esas son mis
musas, pero también son esas que me desvelan en las noches, que hacen que
escriba borradores de vida efímera todo el tiempo, que generalmente nunca
llegan al papel, pero acumulan intermedios complejos, tristes y orgullosos finales, románticas escapadas mentales
a picnics mal planificados, allá donde
puedan salir a correr sin temores a que sean seducidas por mejores ideas
materializadas en la fina escritura de algún otro soñador como yo.
Al final las
musas son propiedades temporales, se renuevan constantemente, aparecen en las
más inverosímiles formas o situaciones, generalmente son inoportunas, pero
arremeten con tal fuerza que es imposible no dejarse arrastrar literalmente, y
te inquietan de una manera que ya no puedes controlar, y tienes que crear, y
sufrir o amar haciéndolo, y tienes que romper, solo para encontrar una mejor
palabra, una salida más elegante, un resultado que sobretodo te deje a ti
complacido, porque sea dicha la verdad, escaso, pero es tu tiempo de musa,
tienes que quedar satisfecho sino , ha sido tiempo mal utilizado.
La
misión de ellas en el complejo mundo de las inspiraciones es desabrochar
sostenes imaginativos, que mantienen atado lo que ha nacido para ser libre y
virtuoso, disfrutable, seducible, admirable, que por no dejarse libre pueden
perder el brillo conque han nacido, y pueden marchitarse sin duda alguna,
aunque regularmente vuelvan a iluminar algún otro inquieto proceso inspirador y
creativo, en alguna otra sensibilidad especial, y entonces aparece con nuevas
formas, nuevos colores, huele diferente, y es tu misma musa, renacida para
otras claridades artísticas. Sin duda alguna ira dejando su marca indeleble,
porque eso tienen las musas también, dejan huellas a su paso, algunas tan
profundas que ni las olas del mar pueden borrarlas, aunque la llenen de espuma
y zarzas de otros mares.
Tengo una amiga musa que me llena los días de
frases inteligentes, porque sabe que para mí, es ese sin duda alguna el mejor
de los regalos, y lo mejor, no intenta cobrarme nada a cambio, le pago siendo
fiel a la confianza en el buen uso que
puedo darle a sus aportes, dice que ayuda en el fortalecimiento de mi arsenal,
en la educación de mis maneras, en el perfeccionamiento de mis respuestas, dice
que tengo potencial y quiere ser primera fila, y aunque a veces me parece
exagerado, se lo agradezco mucho.
Que
confíen en ti siempre es una sensación encantadora, pero lo es más confiar en
que mis musas vuelan alto que a veces ni responden cuando las llamo o les
escribo, pero que al final de las noches vuelven añorantes, cansadas, contando
historias, sedientas de moldes hechos
solo a sus medidas, a refugiarse en historias inventadas solo para ellas,
porque también necesitan que las mimen, que le aparten el cabello del rostro,
que te quedes en silencio cuando silencio y compañía es lo único que necesitan…
las musas pueden ser heridas, cuando no entiendes el extraño lenguaje en que
manifiestan su magia, cuando no aguzas el oído para comprenderlas, y aunque las
mías son de armas tomar, hasta hoy no me han abandonado, por eso no tengo miedo
a que lo hagan, de mis musas estoy plenamente complacido, y ojalá y coincidamos
también en otras vidas, ya no tan tercos, ya no tan jóvenes, ya no tan ciegos
ni testarudos, ya sin razones sino pasiones, ya sin orgullo ni pretensiones.
Ojalá.
Excelente escrito Yendri, sorprendida por tu sensibilidad me encantó!!, voy a recomendarlo..
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