Confiando en el arraigado mito novelesco de las más que
probadas propiedades que otorgan la combinación de desaliño personal, infinitas
tazas de café y unas cuantas caladas de nicotina de producción nacional, me
siento a escribir algo legible, que involucre, que auto-reflexione y que a la
vez deje en relativa tranquilidad mis demonios literarios de la madrugada.
Por ahí leí que la
vida es lo que vamos haciendo mientras esperamos que llegue el gran momento, la
gran oportunidad, el gran cambio que suponemos nos toca por mandato divino, por
ahí actuamos pensando que la actual es solo una etapa inviolable pero
definitivamente pasajera de esa increíble realidad que latentemente suponemos
desatinadamente a nosotros, por ahí vamos haciendo modelos de pequeños formatos
convencidos que es lo lógico antes de las grandes estructuras que estamos
destinados a construir, desafortunadamente en eso se nos va la vida sin darnos
cuenta, y un día, repletos de pequeñas victorias todas insatisfactorias,
añoramos tardíamente las grandes hazañas que suponíamos nuestras y que el
encargado terrenal o espiritual de proporcionárnosla olvidó dejar en nuestro
camino. Confío más en la fórmula de afrontar los días como retos, sin pensar incluso en la proporción de
estos, pero sin descuidar la idea de que cada uno que pase sin asombrarnos o sin asombrar por la menor de
las acciones ordinarias, es un retroceso invariable e irrecuperable en la
espiral evolutiva de la que somos partes.
La vida seduce, es tan amplia que cada cual tiene algo de
que enamorarse sin sentirse raro o excluido, incluso una misma cosa puede ser
odiada o venerada, salvada del ostracismo o tristemente ignorada. Pensar que un
día vamos a morir de cualquier cosa y dejaremos de pensar en lo simple, debería
llenarnos de prisas, obligarnos a refutar, a discutir y a dejarnos convencer de
vez en cuando, porque no? , nos obliga a prestar atención a los contrastes, a
las medias verdades, a las palabras inaudibles, a las maldiciones y a los
poemas por leer, nos convoca a competir, nos castra la posibilidad de sentirnos
satisfechos y nos confirma que no hay derrota suficientemente amarga ni triunfo
completo.
Por eso no dejemos de insistir cuando creemos que aún late,
por eso, no demos la espalda cuando quedan cosas por decir, por eso no demos un
balón por perdido, por eso no nos conformemos con dar más de lo que recibimos
amparados en que no somos necesariamente iguales, por eso no nos privemos de la
satisfacción de perdonar, por eso no dejemos de sonreír no importa que, por eso
comparezcamos diariamente ante en el muro de nuestras acciones y firmemos la
autoría de ellas y obliguémonos a pensar interesante, a enfrentar motivaciones
y no malgastar el breve espacio de tiempo del que somos dueños.
Nota al margen:(siempre quise poner esto), Dedicado especialmente a mis amigos que por estos días emprenden nuevas empresas..(teatro, fotografía.etc), saldada la deuda.
gracias Yendrito , una bella lewccion de vida , alguine me dijo una vez que si todos tenemo conciencia de que un dia a dia cuenta entonces no fuermapos cobardes
ResponderEliminarGracias ¨Anónimo¨, me alegro q te sirva, aplicalo, jajaja
ResponderEliminarlos caminos de la creación son indescifrables, cómo llegaste hasta aquí partiendo del teatro? Estas fuera de liga.
ResponderEliminarMi hermano, que mi envidia llegue a los pantanosos parajes q te acojen, sin dudas excelentes memorias para recordar, gracias por tus comentarios, un abrazo
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