Cuando llegan los 30 el mundo
espera cosas de ti sin importar si tú mismo estas en condiciones de asumirlas, implica
que la época de rebeldía ha quedado atrás y la madurez está tocando la puerta. Se
espera por ejemplo que seas un tipo serio, enfocado y centrado todo el tiempo,
las bromas, las risas, las equivocaciones, el derecho a fracasar, lanzarte de
cabeza en los ríos, sentarte en la esquina con los socios, la libertad de pensar en boberías o reírte de
ellas si te da la realísima gana ya no debería ser parte de tu comportamiento,
a lo que respondo: me niego. Me niego porque todo el que me conoce solo podrá
decir que he sido tremendo, mal hablado, cuentero, bailador, desorganizado,
intranquilo, siempre dispuesto a reírse a costa de las tonterías de los demás y feliz , y como eso me define no
voy a dejar de serlo, he dicho.
También se espera que tengas
resuelto tu presente y muy claro tu futuro. Me niego, y lo hago porque vivo en
Cuba, no me puedo dar esos lujos, me despierto pensando en cumplir mis tareas
del día, planifico no más allá de la semana que corre, en abril no suelo pensar
en vacaciones, quizás solo en flores. Tengo aspiraciones, no lo niego, pero son alcanzables, las pequeñas
victorias a la larga suman más y mejor, también ayuda estar complacido con la
vida que tengo, ganada, no heredada.
A los 30 DEBES haber encontrado a
tu pareja y estar en plena construcción familiar. Me alegra dormir a pierna
suelta por el hecho de no dar por sentado que lo que tengo es todo lo que puedo
alcanzar, está, es maravillosa, pero no me quita el sueño pensar que mañana
pudiera no estar. Puedo, a espalda recta, reconstruir en oro y piedra, por el
simple hecho de estar vivo, sano y libre de intentarlo.
Por tales consideraciones y asumiendo toda consecuencia de mis actos, resuelvo:
viraré para la casa pasadas las 3, seguiré buceando, defenderé al Madrid, no me olvidaré de los diálogos de Elpidio
Valdés, jugaré en el teléfono, me enamoraré, lo intentaré en un karaoke muy
borracho, valoraré el tatuaje, complicaré las cosas, seré un monstruo en la
kisomba, seguiré estudiando cosas, aprenderé a cocinar, minimizaré remordimientos,
usaré alguna vez protector solar, acumularé más recuerdos y menos cosas,
elegiré mejor a mis amigos, correré una media maratón, veré un partido de fútbol
en las gradas de un estadio de primera, seguiré escribiendo, me cuestionaré
cosas, daré explicaciones, pediré disculpas y nunca me confesaré. No son
planes, es la manera que encontré para vivir mi única vida.
fabuloso!!!! me encanta el modo en que expresas tu realidad..que es muy parecida a la mia pero a los 40...jajaj, en fin, no dejes de chinchinear!!!
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