Tengo una cita con Dios a las 6, y con el Diablo a las 8, con uno comparto
incierto futuro y presente, con el otro, pasiones indecentes. Con uno comulgo atenciones, vivencias,
canciones… Con el otro, lo que no digo a la gente. Uno me dice camina conmigo,
ten fe, la vida no es urgente…, el otro
me invita a correr, a sentir, a vivir sin importar lo que diga la gente. A
quien hago caso? Pregunta inminente, la respuesta no puede esperar a que un día
decida ser solo el buen hombre que mira de frente, o en cambio decida ser solo
la parte de mí que murmura la gente. No sé encarcelar las mitades, no aprendí a
ser inconsecuente.
Y por qué hay que dividirse?
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