Los
lunes están formalmente considerados días tediosos, sirven para justificar la
ausencia de una llamada, de un mensaje o de un correo al menos, ¨estamos muy
ocupados¨, imagínate después de un fin de semana el trabajo está acumulado, y
realmente en la mayoría de los casos es verdad, pero hay otra cosa que debería
venir con lunes, y es la mente clara, las ideas frescas, las ojeras recogidas,
la distancia entre tú y tus preocupaciones, la idea al menos de que vuelves a
comenzar desde este punto, la frescura
del descanso, la tranquilidad emocional que brindan las actividades puramente
ociosas para el que lo prefiera, divertidas, sexuales, culturales, para el que
emplee su fin de semana en esas otras cuestiones.
He cambiado por voluntad propia y atendiendo a
mis impulsos más primarios mi estilo de vida en los últimos meses, y creo que
eso es lo que me pasa, he evolucionado para el lado, Cuba nos ha enseñado que
esa también es una forma de evolución válida.
He encerrado en una torre a quien solía ser, dándole paso a una nueva
versión, he dado la oportunidad de probar fortuna a nuevos conceptos, a nuevas
actitudes, he dejado que crezca el sentimiento de lejanía entre quienes solían
tenerme cerca siempre, he ampliado el número cualitativo de amigos, pero siento
el ancla que deja la piel del que antes he sido, y antes estaba seguro de haber
estado feliz, una felicidad diferente, pero felicidad al fin, tan digna como la
que siento hoy. Me queda claro que alejarse de la esencia de la personalidad
que has cultivado toda la vida es un craso error, amén de los errores que
puedes haber cometido y de que ¨cambiar¨, también puede ser positivo, pero
muchas de las cosas que he logrado, muchas de las personas que me han querido
en su vida, ha sido justamente motivados por la persona que he sido, justo como
soy, cambiar radicalmente me haría otra persona diferente, se trata de buscar
el equilibro, de implicarme en proyectos, gustos, situaciones ajenas, como
manera de ampliar el abanico, de crecer, de entender a esas otras personas que
están cerca, porque eso también es válido
y necesario, nunca por encajar, pero a
la vez implicarlas en las tuyas propias, en las que te hacen feliz a ti, por
muy egoísta que pueda sonar para algunos, aunque yo personalmente creo que eso
se llama compartir. Supongo que algo
parecido sucede con las mariposas.
Sé
que evolucionar siempre será un buen consejo, incluso me siento
maravillosamente donde estoy, no tengo claro donde quiero llegar, el día que así
sea mi imaginación tendrá límites, no puedo imaginar algo más triste, vivo
permitiendo tener fecha de caducidad solo a las galletas de mi trabajo, a nada
más, en eso soy irreductible. Por eso aunque antes mustio, como parte
intrínseca del proceso, sé, gracias a esas pequeñas cosas, que ardo en ganas,
sé que siento, no importa qué, pero siento, como siempre, en eso no he cambiado
al menos. Recomiendo sin ánimos de
publicidad El sol y el cielo, Raúl Torres, excelente para el final de esta
entrada.
me encanta como escribes...
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