Ocupé posiciones estratégicas, reuní a mis generales,
arengué a mis
mejores soldados, apresté mi cabalgadura, alineé mis cañones, hice
ondear orgullosos mis estandartes...asegurándome de que no faltara
nada.
nada.
Entonces, estuve listo para esperar a que salieras de la ducha y
volvieras a mi cama. Llegaste, observaste detenidamente mi despliegue,
sonreíste al tiempo q dejabas caer tus vestiduras y entonces comprendí
que ya había perdido la batalla, comprendí que la libertad no me
tocaba, que mis balas no funcionaban sin mis ganas.