…pero
existió uno, lejos de mi frontera, que dejo de ser francés para convertirse en
ciudadano del mundo , que dijo tanto, que mostró tanto, que entendió tanto a la
gente por dentro que hizo motivo de su vida en noble arte del mal-valorado
MIMO, Marcel Marceau, el traslucido de grandes rasgos, el harapiento que por
bandera cargó con una flor roja, tuvo el mérito de callar por los que tanto hablan, demostró que con las palabras, se puede
ocultar todo, que quien habla, no es quien más dice, que el arte del mimo es el
grito desgarrado del alma.
Hoy
hago de mimo y grito sin que me escuche nadie, hoy me pinto los ojos para
parecer triste cuando por dentro florezco de alegría, hoy amarro mis ganas de
salir corriendo, despojándome de toda culpa y gritando tu nombre, gritando que
somos nuestros, que he logrado que notaras mi presencia, que mis noches
terminan contigo y mi mejor café son tus buenos días, que tu sonrisa me subyuga
y tus manos hacen olas sobre mi orilla desbocada, que besarte produce
anocheceres, que me regalas estrellas y hasta flores, que pides calma cuando
suenan gritos de guerra, y que besarte hace tiempo que dejo de ser meta para
convertirse en arte. Pequeña flor de
extramuros, desde aquí te beso en silencio, para que no se entere nadie.