Todos
querían un perro como primera opción, de no ser así, peces, pajaritos o hasta
un gato valdría para contentarlos, pero
Yeni no participaba en esta demanda generalizada que ponía patas arriba el
lugar, ella contemplaba desde su banco, tranquila, sabiéndose dueña de un deseo único, de una petición
absurdamente creativa, inverosímil, arriesgada y digna de sus 5 años, ella
sabía que dejaría a todos pensativos, dudando de la posibilidad real de complacerla,
y eso dibujaba una sonrisa de pícara satisfacción en su rostro
rosado-achocolatado , el helado que comía ,creo
ese era el sabor.
Pues nuestra
Yeni quería un dinosaurio, uno pequeño,
preferentemente verde, creo que le gustaba ese color, por esos días
comenzaba a asistir a la escuela y aún no tenía compañerito en la mesa, y
quería compartir puesto con su dinosaurio, por eso lo quería pequeñito, le
preocupaba que no le sirvieran los uniformes, o que sus pequeñas patas
delanteras no le ayudaran a poner su nombre en el componedor, pero ahí estaría
ella, inseparable y atenta a sus necesidades, se veía compartiendo la manzana
que solía llevar, los dinosaurios comen manzanas?.. se preguntaba sin encontrar respuesta, bueno...
ya se lo preguntaría, pensaba también en
lo divertido que sería por fin tener quien la empujara en el columpio del patio
de su casa, Yeni no tenia hermanos y sus padres tenían poco tiempo, siempre
haciendo cosas de mayores.
Por las tardes, después de la escuela, irían a
montar bicicleta por el camino viejo, que está lleno de baches, pero no pasan
carros, y con algo de suerte, y quizás cargando a su amigo en los hombros, la
mata de guayaba ya no sería tan alta para Yeni, también podría dormir en su
cuarto, los demás niños les temen a los monstruos que viven debajo de sus cama,
o en el closet, pero ella tendría un di-no-sau-rio, ningún tenebroso personaje
se atrevería a meterse con ella, todo eran ventajas. Los fines de semana, ella
y su amigo irían a la casa de su tía Sonia, que en realidad no es su tía, pero
vive cerca y le dice sobrina, y que además, después de su mamá, es la persona
favorita de Yeni, porque le regala paleticas de helado que ella misma hace, se
le pondrán fríos los dientes a los dinosaurios como le pasa a ella?
Profundas reflexiones para una cabecita llena de rizos de 5 años en su primera visita al nuevo Parque de los Dinosaurios de la Habana, ya estaba decidido, tendría un dinosaurio y no permitiría que le dijeran mascota, seria amigo, su amigo, solo faltaba buscarle un nombre, ya eso lo pensaría en el camino a casa, aun faltaba bastante para que aquella gigante que acababa de ver en un nido de huevos también gigantes… tuviera sus primeros bebés.