jueves, 1 de septiembre de 2016

Hueso de cereza.

Porque no sabía vivir sin besar le llamaban todos picha brava, pero el besaba para recuperar los besos que le faltaban, porque no sabía de tiempos, momentos o espacios le llamaban todos insolente, él vivía sin anclas al futuro, seguro solo de que para vivir había que hacerlo en presente,  por llamarle tanto pan al pan y al vino vino, la gente terminó por pensar que de tanta sinceridad, ser crudo con él era el único camino, y aunque nadie daba un duro por él, más de una sonó que llegar al final del camino solo era posible, si era con él.
 Porque en su vida era muy habituales historias de punto y seguido, compases, silencios y ruidos, más  de una no acepto bailar, y tuvo que irse al final, sola y sin mojar su vestido,  porque no quiso ser estatua de sal más de una lo llamo culo inquieto, aparentaba ser un tipo normal, pero siempre se guardaba un secreto. Jugó a ser el capitán de navíos hundidos antaño, y no hubo de escribirle al Coronel, ni de Soledad padecer cien años, pero entendió que en batallas perdidas no vale la pena arriesgar la cabeza, la espada o la hombría, y por lema de vida asumió no perdonar los engaños, no amar con cobardías.